¡Hola a todos!
En este post quería contar la no grata experiencia que he tenido en varias ocasiones en los restaurantes Cervecerías Bonilla en Huelva que, como tenía entendido, disponían de comida para celiacos.
La primera vez que tuve un altercado con estos restaurantes fue un día para cenar con cuatro amigas que pedí pollo a la mostaza (aunque sin la salsa, pues contiene gluten). Una vez ya comiendo, vino el camarero corriendo, me cogió el plato mientras me decía "confía en mi" y se lo llevó. Yo ya me imaginaba qué ocurría. Y en efecto, como bien pensaba, las patatas no me las habían frito en su lugar correspondiente , por lo que llevaban gluten. Menos mal que precisamente empecé con el pollo y no con las patatas… aunque igualmente las trazas son las trazas, y al estar el pollo junto a las patatas…
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Patatas cheddar de Cervecerías Bonilla |
En otra ocasión, era un día especial, ya que iba con mi clase a cenar fuera, e íbamos todos. Se decidió ir al Bonilla debido a la disponibilidad de comida sin gluten, pero esta vez fuimos a otro Bonilla distinto al que ya he comentado más arriba. Una vez allí cada uno pedimos lo que quisimos. Yo, como siempre, pregunté qué comidas eran para celiacos, a lo que me dijeron que pidiese lo que quisiese y ellos ya me dirían. Finalmente pedí pollo a la mostaza que, como tenía entendido que tenía que ser sin la salsa de mostaza, le dije que me echase salsa verde por ejemplo, ya que ya la había pedido anteriormente y la salsa de mostaza sí contenía gluten. Pero me dijeron que sí podía tomar dicha salsa, lo cual me extrañó bastante e hice que preguntase si esta era apta para celiacos. Y, aún resultando repetitiva, no paré de recalcar las palabras "celiaco" y "sin gluten". Quería asegurarme.
Al final pedí el pollo con esa salsa de mostaza pues la camarera aseguraba que era libre de gluten. Al rato me trajo el plato y, como siempre, antes de dármelo dije: "¿este es sin gluten, o sea, para celiaco?" a lo que ella respondió que sí.
Una vez comiendo (ya había comido la mitad de mi plato) vino la camarera corriendo y me dijo que parase de comer, que la salsa no podía tomarla. Yo paré de comer instantáneamente y le dije que cómo iba a ser eso que ella me dijo que sí podía tomarla. La chica asintió y se ausentó unos minutos. Volvió diciendo que la salsa no era el problema, que eran las patatas que se habían frito en otra parte. Yo, muy indignada, le recordé que pregunté insistentemente antes de dármelo para confirmar que era sin gluten. La mujer tuvo la osadía de decirme que si había ocurrido esto, sería porque yo no le había preguntado bien para confirmar que era sin gluten. Le dije que por supuesto lo había dicho bien. Ella insistía en que a lo mejor le había dicho "sin gluten" en lugar de "celiaco", lo cual ya me sobrepasó por dos causas: primero, porque da lo mismo decir "sin gluten" o "celiaco" y eso ya me decía muchas cosas sobre el conocimiento que ella tenía sobre el tema; y segundo porque sí lo dije. Es más, todos mis amigos fueron testigos de que pregunté decenas de veces antes de pedir el plato y una vez servido.
Fruto de mi enfado decidí que iba a poner una reclamación. Después de unos minutos, la camarera volvió y me dijo que al final el plato no tenía gluten. Yo no entendía nada, y la explicación que me dio es que fue un error simplemente, que en realidad podía tomarlo. Yo por supuesto me negué a probar ni un bocado más y me negué también a pagar mi comida.
El asunto con el restaurante Bonilla no queda ahí. Posteriormente al suceso que os cuento, fui a otro Bonilla en el que pregunté por las patatas cheddar, ya que hace un tiempo me dijeron que sí eran aptas y las solía comer. Poco después me dijeron que no, y ya tenía esa incertidumbre.
Pues bien, para contrastar información, en este último Bonilla al que fui, me comentaron que no podía tomarlas debido al queso ( otras veces me habían dicho que no eran aptas por la mayonesa). Harta de los malentendidos y contradicciones, les dije que no entendía por qué en cada sitio me decían una cosa distinta, y en unos me dejaban pedir platos sin gluten y en otros no y, la verdad, no obtuve respuesta lógica.
Con toda esta experiencia, quiero dirigirme a todos aquellos bares y restaurantes que toman la decisión de disponer y preparar comida sin gluten, a los que por supuesto todos los celiacos agradecemos muchísimo. Pero la cuestión es que si uno se compromete a ello, al menos hay que dar seguridad, controlar el tema, y preparar al personal, desde el cocinero, a cualquier camarero novato. Ya que de otra forma, se crea un malestar entre los celiacos, que hace que a pesar de que el sitio esté preparado para este tipo de intolerancia, uno no se encuentre seguro, debido a la poca formación y comunicación sobre el tema. Principalmente porque si en la propia cocina o el servicio no se tiene claro si un alimento contiene o no gluten, ¿cómo puede estar el consumidor seguro de que lo que está ingiriendo es apto para su salud?
A veces me pregunto si los restaurantes que añaden una opción sin gluten, son conscientes de los perjuicios que puede ocasionar el gluten a una persona celiaca o si realmente es solo un reclamo de marketing para captar más clientes.