Por mucho que nos duela decirle al gluten y a sus maravillosos y tentadores productos adiós... hay que hacerlo. Y cuanto antes nos concienciemos mejor. Por nuestra salud y por nuestro bienestar.
A Ana V le encantaban las tostadas. Tomaba tostadas bastantes veces al día. Cuando le detectaron la enfermedad celiaca y descubrió que ya no podía tomar tostadas, el mundo entero cayó sobre ella. Decía que el pan sin gluten no sabía igual e insistía en que no le gustaba. 9 años después... Ana V sigue comiendo tostadas a todas horas. Eso sí: con pan sin gluten. Y es que por mucho que digamos: "ay si me quitasen ***(poner aquí la comida con gluten que más os guste en el mundo) no podría vivir". Se puede, porque las cosas sin gluten saben igual o mejor a veces. Y que hoy en día hay un equivalente sin gluten para casi todo.
Respecto al pan sin gluten, ya que hablamos de tostadas... que se consume en nuestra casa lo hacemos principalmente nosotros. En 2005 nos compramos La Cocinera que es una máquina muy útil que tal como su nombre indica...cocina. Ahí se echan todos los ingredientes para el pan y ella solita lo mezcla, lo amasa y te lo hornea. En un rato tienes hecho tu pan y sin mover un dedo. Un invento eso de La Cocinera, la verdad que ahorra mucho tiempo.
También sirve para hacer muchos más platos de comida más elaborados pero principalmente lo usamos para el pan.
¡Esto no quiere decir que no compremos pan envasado! También compramos pan sin gluten de Mercadona porque está bastante bien y no es demasiado caro de precio y para imprevistos está genial.
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