Hace unos años, en 2007, la clase de Ana V se iba a ir de viaje de fin de curso a Cádiz y como cualquier niña, ella también quería ir. Nuestra madre se encargó de hablar con la profesora que le facilitó los datos del hotel donde iban a hospedarse para que pudiera informarse de si conocían la enfermedad y habría posibilidad de que le hicieran la comida sin gluten.
Nuestra madre llamó al hotel, le garantizaron que conocían el tema y que no había problema en ponerle la comida sin gluten. Todo parecía apuntar que aquel viaje de fin de curso iba a estar bien y Ana V podía ir. Unos meses más tarde llegó el momento de ir. Ana V estaba encantada. En el comedor del hotel hablaron con ella y le dijeron que le iban a poner la comida sin gluten. Sin embargo, al día siguiente, en el desayuno ocurrió algo que lo cambió todo.
Le enseñaron a Ana V el pan sin gluten para que viera que era así... pero cual fue la sorpresa al descubrir con sus propios ojos que los de la cocina le estaban haciendo la tostada ¡en la tostadora normal! En una tostadora donde su pan estaba junto al resto del pan de trigo. Lo cual llevó a suponer que dentro de la cocina, lo que supuestamente le estaban cocinando sin gluten estaba también contaminado.
Esto es un simple ejemplo de lo que os comentamos el otro día en nuestro post Cuando comer fuera se convierte en investigación . Porque muchos hosteleros creen que conocen el tema pero no es así. Sí, puede que sepan qué es el gluten pero no conocen en realidad la forma de manipular los alimentos para un celiaco. Por eso insistimos en que no tengáis miedo de preguntar y de aseguraros. Está en juego vuestra salud, aunque para alguna gente le parezca un juego, no es algo que se pueda tomar a la ligera.
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